La Ilusión Democrática
La democracia, el sueño cumplido
de muchos, la mejor de todas las formas de gobierno, el sistema que garantiza
la igualdad y bienestar del pueblo; después de las revoluciones burguesas del
siglo XVIII pareciera que se creó una obsesión general por imponer la
democracia a lo largo y ancho del globo.
Conceptualizar la democracia
implica un arduo trabajo investigativo (que he realizado en otros momentos),
pero que no traeré a colación aquí debido a que el interés de este escrito no
es crear una monografía ni mucho menos, solamente poner en orden las ideas que
me han rondado la cabeza en las últimas semanas; y esto es, que nos estamos
conformando al pensar que la democracia es la única forma de gobierno que puede
respetar los derechos.
Al hablar de este concepto, el
punto común de muchos autores hace referencia a la implementación de elecciones
y la división del poder público en ramas que realicen la función de pesos y
contrapesos; las particularidades de cada sistema político le dará un nuevo
visaje a estas definiciones generales.
La democracia moderna, tal como
la entendemos en el marco del Estado Social de Derecho, hace parte de una
evolución histórica de los países occidentales, quienes después de pasar por
las más terribles guerras y barbaries, lograron encontrar en esta la forma para
garantizar la participación de la ciudadanía a través de la representación.
La democracia, con sus vicios y
sus múltiples aspectos positivos llegó al punto más bajo cuando un país la tomó
como bandera y se propuso imponerla en todos los Estados posibles, sin importar
el respeto por las realidades sociales y culturales propias de cada país. Ante esto,
muchas dictaduras, vejaciones y atrocidades fueron y han sido realizadas bajo
el nombre de la democracia, sin respetarse siquiera los procesos de elección
popular donde la izquierda ganase, tal como el caso chileno, pareciendo que
para poder hablar de democracia, se necesita también capitalismo.
América latina fue altamente
afectada por la imposición de la democracia, así como África y Oriente medio;
estas imposiciones muchas veces desembocan en la creación de dictaduras, que
causan caos, represión y violencia, y que, cuando pierden el soporte del país
que la impone, se da por terminadas.
El director de una importante organización
de la sociedad civil de Colombia me comentó hace poco que en países nórdicos se
está empezando a realizar acciones para contrarrestar los males de la
democracia moderna, de buscar la forma de que esta sea cada día mejor. Pero, ¿Qué
pasa en nuestro país?, las personas se conforman con la mediocridad de las
instituciones, se cree que hay democracia porque hay elecciones -las cuales son
compradas y amarradas por caciques políticos-, y porque el poder se encuentra
dividido en tres ramas –cuya independencia entre una y otra es muy poca debido
a la llamada ‘puerta giratoria’ y a favores políticos–.
Entonces, ¿estamos mal en
sentirnos inconformes con la democracia?, estamos mal en exigir una mejora a
nuestro sistema político; la democracia en el papel es algo hermoso, pero en la
realidad, llevamos siglos intentando mostrar como una maravilla a algo que
nació deforme (en un principio solo podían votar los hombres poseedores de
tierras). ¿Cómo proteger los derechos? ¿Cómo evitar caer en el adefesio de la representación?
La anarquía tampoco podría ser la solución, ¿entonces… qué? Obviamente
la tiranía jamás podrá ser la respuesta.
A mi parecer, es necesario dejar
el conformismo que mucho daño le ha hecho al país y a la región, y pensar en
una fuerte educación política que busque que la ciudadanía exija más de sus
gobernantes, que no se conformen y participen activamente; solamente así se
podrá superar el vicio de la representación tan criticado por grandes como
Foucault y Deleuze.
Si seguimos pensando que la mejor
de todas las formas de gobierno es aquella que puso dos veces a Uribe en el
poder, permitió la creación del Frente Nacional, el asesinato de 3 candidatos
presidenciales, se juntó con narcos y paramilitares, invadió países, propició
asesinatos, violó los DDHH, y se nutre de discursos de odio como los que
promulga Trump o en su momento Hitler, creo que estamos significativamente
jodidos.
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