Análisis crítico sobre "El Contrato Social" De Jean Jacques Rousseau.
Para El
Pueblo Lo Que Es Del Pueblo.
“¿Cual
es el mejor gobierno? El que nos enseña a gobernarnos a nosotros mismos."
Johann W. Goethe.
¿La soberanía en manos del pueblo?
¿Quién osaría decir semejante blasfemia? La Soberanía debe, y tiene que estar
en manos del monarca, ese ser divino que se halla en la tierra para mantener el
orden, ¿Qué clase de demente diría algo semejante? Esto fue expuesto por vez
primera por el hijo de un simple relojero, por un ginebrino huérfano y pobre,
por el gran filosofo Jean Jacques Rousseau (1712 – 1778)
Rousseau, quien vivió en uno de los momentos más grandes de la historia
del ser: La Ilustración. Pese a que estuvo rodeado y entablo amistad con
grandes como Voltaire, Diderot, D`Alembert, etc. no quiso dejarse envolver del
todo por esta corriente caracterizada por su racionalidad y frialdad; y decidió
trascender, quiso ir más allá y dejarse llevar al límite por sus pasiones.
Creyendo que el hombre, por ser un animal pasional, no debía quedarse estancado
por los dictámenes de la razón, sino que se debía dejar llevar por la pasión;
por ese sentimiento desbordante que conlleva al hombre a ser, y no al deber
ser. Dando así, a lo que sería el primer paso para la próxima etapa del ser humano,
caracterizado por lo pasional y el culto al yo: El Romanticismo.
Pasional y soñador, fue el que cimentó
como soberano al pueblo. El pueblo, la ciudadanía como detentora de la
soberanía.
Esta idea, en su momento fue
totalmente revolucionaria, un aviso de lo que sucedería en Francia si los
monarcas no implementaban algún cambio en su forma de gobernar y un precepto
que aun hoy en día se mantiene en los gobiernos democráticos.
¿Esta doctrina de la soberanía popular
será acaso el motor impulsor de lo que sería la Revolución Francesa? O ¿Fue
acaso una predicción de los acontecimientos venideros?
Sea cual fuese la respuesta, su
importancia no sería tan grande como las repercusiones obtenidas gracias a la
obra más conocida de Rousseau: El Contrato Social. El cual sirvió de guía para
los líderes revolucionarios como Danton, Marat y al “Incorruptible” Robespierre.
Rousseau, en su “Discurso sobre las
desigualdades entre los hombres” afirma, que una de las principales causas de
las guerras y de muchas muertes es por la propiedad privada. Pero, ¿Cuántos
inocentes no pagaron con su vida por una interpretación tergiversada del ideal
rousseauniano?
Y es que lo que Rousseau buscó fue
totalmente lo opuesto a la materialización del despotismo o del absolutismo;
Rousseau, un soñador realista, un romántico ilustrado, lo que buscó fue la
fundamentación de la democracia, pero no de cualquier democracia, una pequeña y
participativa, ya que esta fue la que él consideró ideal.
La tergiversación de la teoría
rousseauniana causó en su momento miles de muertes, y la implementación de un
Régimen del Terror; pero con el pasar de los años, esta teoría se fue
perfeccionando, hasta convertirse en el pilar de la democracia participativa.
Como toda teoría que se intenta llevar a la praxis, se necesitó la
implementación del método científico del “ensayo y error” para que pudiese ser
perfeccionada; se podría afirmar que en la actualidad se logra apreciar de
manera magistral el accionar de la democracia participativa, pero aun esta no
se halla perfeccionada.
Pero, ¿Cómo Rousseau logra cimentar
esa teoría? Derrumbando así las teorías ya propuestas por sus predecesores,
dejando ya por el suelo las teorías de Bodin, Voltaire, Hobbes, Locke,
Montesquieu, Maquiavelo, entre otros muchos. Una teoría revolucionaria y osada
para su época.
Rousseau, para poder explicar el poder
del soberano, parte de una teoría poco novedosa, como lo fue la del Estado
Natural; pero con una diferencia, en este estado el hombre era feliz, era un
ser solitario, pero, al este hombre querer seguir los designios naturales de la
evolución, accede a pactar, pero no cualquier pacto, un pacto caracterizado
porque no es entre individuos, o de un superior a un individuo; es un pacto de
un individuo hacia la sociedad y viceversa, un pacto del yo al todo y del todo
al yo; es un pacto caracterizado por que el individuo no ve un rostro, no es un
pacto personalizado, sino un pacto general e impersonal, cuya fuerza vinculante
podría decirse que es superior al que se supondría habría en los pactos
propuestos por los filósofos anterior a Rousseau; esta fuerza es superior ya
que todos los asociados verían en el pacto el reflejo de sus necesidades, las
necesidades propias que a todos acongojan.
Pero, pese a que el hombre en la
sociedad civil encuentra cierta seguridad, no es feliz ¿Cómo es posible que el
hombre en sociedad civil, rodeado de tantos adelantos tecnológicos, de tanta
arte, de tanta ciencia, no pueda ser feliz? Al menos, eso es lo que afirma el
ginebrino.
El hombre, en esta sociedad se halla
rodeado de un sin número de cadenas; nada más cierto que esto. Llámense estas
cadenas familia, trabajo, gobierno, leyes, etc. Estos entes, que no le
permitirán desenvolverse según las
decisiones que él quiera tomar, desde las decisiones más simples hasta las más
complicadas.
El hombre para poder vivir en
comunidad aceptó enajenar su libertad natural, a cambio de una libertad
limitada, como lo es la libertad civil. El hombre debe de aceptar sumisamente
los dictámenes de la ley. Pero, estas leyes no son las impuestas por un
soberano ajeno al pueblo; estas leyes fueron creadas por el pueblo, el pueblo
es el soberano, y los dictámenes del pueblo siempre son buenos, ya que una
persona no sería capaz de hacer algo que le perjudicase a sí mismo.
El pueblo ya no es ese ganado que se
deja guiar ciegamente por el pastor, el pueblo ya no es un ente sin voz ni
voto; el mismo pueblo es el que decidirá lo que es bueno o malo para sí mismo.
Pero, ¿Cómo saber lo que es bueno o lo
que es malo?
Ningún ser en la naturaleza opta por
realizar una acción que le perjudique, si en algún momento, este ser, realizase
alguna acción que la causara algún daño, no lo volvería a hacer, quedaría
condicionado a evadir esa forma de accionar, ya que comprendería que esto le
perjudica. Todos los seres de la naturaleza, desde los más insignificantes
hasta los más imponentes poseen el denominado instinto de auto preservación.
Y el hombre no es la excepción, pero
el hombre posee algo más; Rousseau, en uno de sus escritos titulado “La profesión de fe del vicario saboyano”, plantea
la tesis de que en el universo existe, una voluntad inteligente superior, la
cual se manifiesta en la armonía y concierto de la naturaleza.
Para Rousseau tanta perfección no
puede ser producto del azar. Además resalta que dicha voluntad e inteligencia
también la encuentra, en menor grado, en el interior del hombre. Esta facultad hace del hombre un ser especial
dentro de la naturaleza, un ser con posibilidades superior al resto con los que
cohabita en la tierra, ya que lo provee de la capacidad de poder elegir. Esta
libertad endógena se manifiesta y toma
vida a través de sus decisiones y comportamientos cotidianos.
Esta libertad, tiene sus repercusiones
en el accionar diario del hombre en la vida en comunidad; en esta capacidad de poder
optar se ennoblece la vida, ya que es gracias a ella que los hombres son
susceptibles de moral, y en este sentido, llamados a ser “virtuosos”. El hombre
al poder elegir se encuentra ante la posibilidad de elegir bien o mal, de
acertar o de errar. Esto solo se da en los seres humanos. Sólo las acciones de los hombres
puedan ser juzgadas como “buenas” o “malas”.
Es por esto que la voluntad general es
siempre acertada, es la máxima expresión del todo público, que ya el hombre fue
enajenado en pro del bien común.
Si bien, la voluntad general no es la manifestación del todo en sentido
literal, si lo es de la gran mayoría, la cual se hizo partícipe y su decisión
fue la considerada “buena”, pero, y ¿Qué sucede con la minoría? La minoría
formó parte de esa toma de decisiones, pero su elección, por no ser la “mejor”,
debió ser relegada. Pero lo importante fue la participación de esa minoría, ya
que el pueblo debe de manifestarse activamente.
Pero, ¿Por qué se dan las
desigualdades? ¿Por qué se da la existencia de ricos y pobres? ¿Si todos los
hombres son iguales, y estos solo buscan el bienestar general?
Esto se da cuando los hombres empiezan
a acumular más bienes de los que necesita; los hombres no son naturalmente
iguales, unos nacen para esclavos y otros para esclavizar, decía Aristóteles;
algo que no es cierto para Rousseau, puesto que la desigualdad es un factor artificial
creado por la sociedad. Lo que aclara Rousseau es que una vez inventado el
poder, la propiedad privada y las ciencias, el hombre se va haciendo esclavo de
su propio invento, llegando el momento en que ya muchos hombres comienzan a
nacer dentro de ese sistema y lo creen “natural”. El otro problema radica en
que cuando toma consciencia de este aspecto no quiere dejar de ser esclavo por
su temor y cobardía, se acostumbro a esto y se siente satisfecho con eso.
El hombre se acostumbra a lo que
tiene, se acostumbra a ser esclavo de uno solo, se acostumbra a la alienación,
cree que es libre cuando solo tiene una libertad a medias, una libertad
coartada, el hombre se cree dueño de sí mismo, de su vida, pero solo es un
esclavo, en esclavo del sistema bajo el cual se desenvuelve, es solo uno más
del ganado, un ser sin voluntad ni palabra. Pero así se siente feliz, se siente
seguro, y teme salir de esa burbuja en la cual habita.
Los hombres se atienen a un gobernante
al cual creen superior a ellos, enajenándose totalmente a esa persona, sin
importarles que este les traigan un sinnúmero de perjuicios, ya que sus
“superiores” buscan su propio beneficio a costa y por encima de todos los que
les rodean, o en otras palabras este saca su subsistencia de los otros; ya que
siempre estará por encima de todo el “yo” ante el “nosotros”. Y ante esto
emerge el problema de que algunos hombres se crean dueños de otros.
El hombre que más posesiones posea se
siente superior, y los demás hombres son lo suficientemente sumisos como para
aceptarlo. Se dejan llevar, y solo forman parte de la masa, se mantendría así
la idea de los predecesores de Rousseau de que la soberanía está en manos de
uno solo.
Pero, la cuestión fundamental es ¿Cómo
evitar que esto se dé? ¿Cómo evitar que una voluntad particular se erija por
encima de la voluntad general, la cual es perfecta?
Esto solo se podrá dar mediante el
contrato social, en el cual, todos los hombres al enajenarse, al entregar su
libertad natural y muchos de sus derechos naturales reciba lo mismo del gran
todo; en el cual ninguna voluntad particular se erija por encima de la general.
Una forma ideal de asociación seria
aquella en la que los hombres estén unidos y cooperen entre todos, pero que a
su vez, solo se obedezcan a sí mismos y queden tan libres como antes, no habría
nadie que fuera más o menos que otro, y nadie perjudicaría la libertad del
otro, cada uno seria autosuficiente y su propio juez, “todas las cláusulas del contrato social buscan la enajenación total de
cada asociado con todos sus derechos hechos a favor del común”[1],
y si cada persona da todo de si a favor de todos, nadie reclamaría por nadie y
se encontraría una gran armonía.
Lo que un hombre perderá por el
contrato social es su libertad natural, la cual no conoce más límites que la
fuerza del individuo y que se podría comparar con la libertad sin sentido de
los animales, y un derecho ilimitado a
todo lo que intenta y pudiera alcanzar, lo que gana es la libertad civil, esta
se halla limitada por la voluntad general y que conoce límites y convierte a
las personas en seres más racionales y la propiedad de todo lo que posee.
Además, también se gana la libertad moral, la cual es la única que puede hacer
al hombre verdadero amo y señor de sí mismo
En un estado ideal, el derecho que
tiene cada persona sobre sí misma es menor que la que el poder general ejerce
sobre todos, ya que se está basando en el beneficio de todos, se está llevando
a cabo la voluntad general, la cual no se puede enajenar ni esclavizar, si el
pueblo se compromete a obedecer, se disuelve el cuerpo político y ya no habría
soberano sino un señor.
Las leyes son hechas (o deberían
serlo) por la voluntad general, y nadie puede ser injusto consigo mismo, pero
de igual forma las leyes nos vetan, así que no se puede ser libre y sometido a
las mismas leyes que el propio pueblo ha creado, y por esto la necesidad de un
legislador, no para que coarte al pueblo, sino para que vigilase el
cumplimiento de las tan necesarias leyes.
Aquella persona que al encontrar un pueblo
“ignorante” y lo quiera educar, debe a su vez transformar a cada individuo,
debe socializarlos, para que al momento de interactuar con los demás lo realice
provechosamente. Antes de que esto ocurra, antes de que el hombre sea
socializado, él es perfecto, pero solitario, el actúa de forma perfecta e
individual, por eso se debe alterar la constitución del hombre, se le debe
quitar esa fuerza individual, y darle unas fuerzas nuevas las cuales solo
puedan ser utilizadas con la ayuda de los demás.
En el momento en que “el hombre obedeciese con libertad y llevará
dócilmente el yugo de la felicidad publica”[2] se sabría que ya se vivencia un prototipo
utópico. El hombre siempre tiene la oportunidad de obrar libremente bajo
ciertos parámetros que le serán dictados por el sentimiento y la conciencia
moral.
¿Y si en un momento dado una voluntad
particular, contrario al ideal de Rousseau, se quisiera imponer sobre la
voluntad general?
Si esto llegase a suceder, acontecería
lo que se vivió en Francia antes y durante la revolución: El pueblo
permanecería dócil, y a la espera del momento adecuado para poder sacudirse del
yugo opresor de los malos gobiernos.
Pese a que es complejo recobrar la
libertad, los pueblos están en todo su derecho de manifestar su desacuerdo con
el gobierno; cuando una voluntad particular, quisiese obrar por encima del
verdadero soberano, esto es, del pueblo, el soberano esta en todo su derecho de
sublevarse y decir: “yo soy el verdadero soberano, en mis manos reposa el
derecho de crear y derogar leyes, yo elijo que forma de gobierno se mantendrá,
y quien o quienes será o serán el o los legisladores, en mi puño se halla toda
forma de poder civil, yo regulo la religión civil, yo concentro los poderes, ya
que mi poder es indivisible, es incontrolable, es político, es constituyente es
absoluto, es supremo, es perfecto, ya que yo busco el bien general, YO SOY EL
SOBERANO; no lo olvides tú, quien quiera que seas que quieres arrebatarme mi
poder”
Y de esa manera se manifestó el pueblo
Francés, el Ruso, el Chino, el Cubano, y en la actualidad, de esa forma se
manifiestan los diversos países de oriente y todos los pueblos que han buscado sacudir el
yugo opresor y manifestarse como lo que son: Como el soberano.
Lo que el ginebrino buscó fue un autogobierno,
fue la disminución del poder del que ejerciese el gobierno, ya que el soberano
es el pueblo; se buscó la implementación de una autogestión para que el hombre
al analizar sus obras, se percatase de que es lo que está bien para la vida en
comunidad, y evitase actuar de forma perjudicial para con el todo estatal.
Rousseau, de igual forma, y como más
tarde proseguiría por esa línea ideológica Foucault, niega cualquier tipo de
representación, por considerarla como algo contraproducente y absurdo; algo que
lo único que traería consigo seria la supremacía de una voluntad general, ya
que el hombre en medio del su infinito egoísmo solo quiere su propio beneficio.
En conclusión; en primer lugar, con
“El Contrato Social” so logra apreciar a un Rousseau preocupado por las
problemáticas políticas de su época, en la cual, un hombre, se sentía dueño y
con derechos sobre otros hombres, por el simple hecho de que tuviera más
posesiones. En otra de sus obras “El origen de las desigualdades entre los
hombres” Rousseau logra plasmar de forma más amplia esta problemática, que aun
hoy en día no ha podido ser solucionada.
El ideal que Rousseau quiso
implementar, no fue la abolición de la propiedad privada, ya que consideraba a
esta como algo fundamental para la vida en comunidad; a lo que Rousseau aspiraba
era a una disminución de las desigualdades entre los hombres, ya que opinaba
que esto (las desigualdades) era la causante de la mayoría de males que afligen
a la sociedad.
Con “El contrato social” Rousseau
buscó la forma, para que mediante la política, las desigualdades entre los
hombres disminuyeran, dando así inicio a una sociedad más justa y armoniosa.
Lo anterior conllevaría a una segunda
conclusión: el meollo de la cuestión rousseauniana consiste en la libertad y la
igualdad; esto es, en que, teniendo en cuenta que ya sería imposible que el
hombre habitase en la feliz soledad del estado de naturaleza, como se podría
lograr que el hombre se acercase al mismo (al estado natural) sin abandonar la
sociedad civil. Esta teoría fue muy criticada en su momento por grandes
personajes, como por Voltaire, el cual le contestó que él, a su edad no
caminaría en cuatro patas.
Por otra parte, Rousseau se opone a
cualquier tipo de desigualdades, ya que al considerar que todos los hombres son
naturalmente iguales, es absurdo que la sociedad se base en las desigualdades.
Las desigualdades al ser convenciones artificiales, deberían de ser sustraídas
de la realidad del colectivo político.
Sí todos los hombres nacen iguales;
¿Por qué la sociedad quiere corromperlos al crear diferencias? ¿No sería acaso
mejor una sociedad de pares, en la cual todos poseyeran igualdad de
posibilidades?
Como tercera conclusión, se podría
afirmar que un Estado que busque avanzar será aquel en donde no haya trafico de libertad, esto significa, que no haya uno tan opulento
que compre a otro, y otro tan pobre que se deje comprar, ni en donde se acepte
la esclavitud o la guerra, la cual no le trae ningún beneficio a dicho Estado,
puesto que sólo enriquece a unos pocos y empobrece a la gran mayoría (sin
mencionar la gran pérdida humana).
Como cuarta y última conclusión, las
ideas de Rousseau han tenido una gran acogida para la conformación del Estado
moderno; estas ideas han sido el pilar de las constituciones de dichos Estados
(como en el caso colombiano, se ve esto claramente reflejado en la Constitución
Política de 1991).
Los Estados modernos, han intentado
copiar el modelo rousseauniano, dándole
una gran relevancia a la soberanía popular, la democracia participativa,
la aceptación de las minorías, etc.
Pero el verdadero ideal de Rousseau,
basado en la igualdad y el respeto de las libertades aun no ha logrado ser
materializado de manera exitosa.
Así que surge la cuestión, ¿Qué tan
lejos estamos de vivir en ese magnifico estado intermedio entre las cadenas de
la sociedad civil y las libertades del estado natural? y, aun mas, ¿Algún día
podremos llegar a ese estado?
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