Paz Excluyente: Una mirada a la firma del acuerdo de paz, detrás de las murallas.
Mi abuelo decía que se debe
escribir sin rabia, teniendo la cabeza fría pero con pasión; eso fue
exactamente lo que hice antes de escribir esto, pensar seriamente que quería
decir;, después de un viaje de Cartagena a Barranquilla tuve suficiente tiempo
para pensar en esto.
El día de hoy me levante a las
3:00 am y me dirigí a la Heroica, Cartagena de Indias. Debía estar allá el día
de ayer pero la repentina muerte de ese abuelo, precursor del periodismo en la
región, me lo impidió.
La organización a la que me
encuentro vinculada en estos momentos realizaría un evento sobre el panorama
social y político que nos plantea los acuerdos de paz pactados por el gobierno
de Juan Manuel Santos y la Guerrilla de las FARC-EP en el mediano y largo plazo,
y dado que yo era una de las organizadoras, llegué a primera hora a la ciudad
amurallada rodeada de algunos de mis compañeros y compañeras de trabajo.
Al finalizar el evento, un grupo
de amigos nos dirigimos a la plaza de la paz (Torre del Reloj) con la idea de
poder ver la firma de los acuerdos, todos juntos, poder celebrar a nuestra
manera este gran paso en la historia… gran error, o como quien dice, no
contamos con la astucia (o poca astucia) de nuestros gobernantes.
Cuando llegamos al centro histórico nos encontramos con
calles vacías y militares por todos lados, mis amistades de Cartagena me
comentaban que los propios del lugar no estaban muy emocionados con esta firma,
además que por ser día cívico evitarían ir al centro y a lo mucho lo verían por
tv.
También nos topamos con una
protesta de unas 10 personas apoyando el NO y afirmando que el país se convertiría
en una “dictadura como la de Cuba”, en el momento esta afirmación solo me dio
risa, en algún momento, me decidí a responderle a sus arengas con la frase “¡Viva
la Paz!” en ese momento los policías me miraron y me pidieron que me retirara
del lugar… ¿que hice? Pues me quedé
plantada y me limité a responder “este es espacio público y no tengo porque
moverme”, los policías intentaron ponerse intimidantes, pero no había razones
para que me quitaran de ese lugar así que pese a sus amenazas, malas caras y
acercamiento de sus escudos solo me moví cuando mi jefe me dijo, “vámonos”. En esos
momentos pensaba… ¿Así es como la policía entiende la paz?
Fuimos a la plaza del Reloj y no
había ni una pantalla ¿Cómo que a la alcaldía no se le ocurre poner una
pantalla en las múltiples plazas del centro?, lo único que había eran mujeres
estrenando sus vestidos de Silvia Tcherassi (según me entere, hacían filas para
comprarlos en cuanto llegaron a tierra caliente) y una inmensidad de cachacos
inmersos en guayaberas que en muchos casos les quedaban muy grandes.
Luego de varios minutos de reflexión
si entrar o no (varios del grupo tenían escarapela) y de ver semejante circo,
mi director, hombre que cada día admiro más tomó una decisión histórica, con un
simple “prefiero verlo por tv” dijo más
que mil palabras.
Intentando salir, pasando más
de 3 o 4 esquemas de seguridad, nos encontramos con el alcalde de la ciudad,
ministros y un sinfín de personas hijos e hijas de esta sociedad espantajopo,
de un medio en que más vale la foto que nada, en donde no sé qué tanta
perspectiva crítica y social tengan, ni se si todos los asistentes tenían claro
que iban a ver y porque.
Mientras veía al poco de viejas
emperifolladas y tipos vestidos en blanco inmaculado (parecían un litro de
leche) reía con un compañero que afirmaba “estos son los castro-chavistas”. ¿En
verdad los uribistas se creen lo que dicen? ¿Con tantas elites políticas y
piensan que vamos hacia el socialismo? A mi parecer hay que ser muy ingenuo
para creer algo así.
A su vez, me sorprende que la “paz”
en Colombia empiece de esta manera, una paz excluyente y discriminatoria, nada
más que un show mediático. Mientras veía a estas personas no dejaba de repetir
¿Esto no era lo que quería combatir las FARC-EP? ¿Por estas inequidades no fue
que nacieron las guerrillas en el país? ¿No se supone que este acuerdo debe
mitigar estas falencias y hacernos soñar con un país incluyente? ¿Valió la pen
50 años de guerra para esto?
Señor Rodrigo Londoño, por favor,
este es el momento de una verdadera revolución, una revolución educativa, donde
se respete al otro, donde podamos luchar por un país incluyente, donde el
dinero no defina el quehacer de la política; queremos verlos en política, pero
no que se adapten a las corrupciones del sistema, les estamos dando nuestro
voto de confianza a cambio de un mejor país y le preguntaría ¿le gustó esa ceremonia?
Cartagena es bella, pero mejor hubieran metido a toda esa gente en el Yarí a
ver si iban a ir… Porque chévere firmar la paz en la ciudad más linda (y
desigual) de Colombia… Así cualquiera asiste.
Si me preguntan cómo voy a votar,
sin dudarlo diré que por el SI, pero dejo en claro que no creo en Santos. Creo en
los acuerdos y en la paz como la vía para alcanzar un mejor país, y espero que
con mi voto por el SI, más nunca vuelvan a haber en el país firmas de paz
excluyentes.
Para finalizar, como tenía
escarapela para ingresar a este evento, en el momento de salir del ultimo
circulo de seguridad, me topo con una buena amiga (pero uribista a morir),
estaba desesperada por entrar (iba con su mamá y otra persona), a lo que le
dije al policía que vigilaba la entrada: “Señor, déjela ingresar, ella viene
conmigo”. No sé qué querría hacer ahí dentro, pero si estamos en una democracia
no se puede excluir a nadie, lo mejor de todo es que el policía me obedeció y
la dejó entrar con sus dos acompañantes.
Cuando iba saliendo de Cartagena,
veía a toda la ciudad en su vida normal pese a ser tarde cívica, las mujeres
con sus niños, las personas esperando el bus, los carros, taxis, almacenes,
restaurantes, etc. Y me di cuenta que esta es una ciudad acostumbrada a eventos
de este tipo, a que las murallas siguen protegiéndola pero ahora son para
separar las realidades y permitir la exclusión de sectores sociales.
Comentarios
Publicar un comentario