Si me obligan a votar, NO VOTO!

En días recientes, Colombia, una noticia ha estado presente, causando algún tipo de malestar, pero sin alcanzar un lugar relevante en la agenda de los medios, esta noticia es la referente a la eventual aprobación del voto obligatorio en el país para las próximas 3 elecciones, surgiendo la pregunta: ¿La respuesta al abstencionismo es obligarnos a votar? O mejor aún, ¿Obligándonos a votar disminuirá la corrupción?

NO, la respuesta a esto es NO.

El voto es un Derecho y un Deber Constitucional, no una obligación, y pese a que las palabras deber y obligación poseen significados similares, se pueden entender de diferentes formas: por un lado, un deber podría entenderse como algo que realizamos voluntariamente porque sabemos que es nuestra responsabilidad, mientras que al hacer mención a una obligación, es algo que se tiene que hacer porque de lo contrario seremos castigados.

El problema de la corrupción en el país no va a cesar porque se imponga un castigo monetariamente irrelevante, el problema del abstencionismo no se va a acabar porque unos senadores (que no fueron elegidos por gran parte de la población) decidan que se TIENE que votar. Para solucionar estas problemáticas culturales se es necesario recurrir a otras medidas, tales como: educación desde la primera infancia sobre la importancia del voto, campañas sobre el voto limpio y libre, y lo más importante, instituciones fuertes y transparentes, es necesario que el ciudadano confíe en quienes votan, porque el abstencionismo no hace referencia a letra muerta, el abstencionismo representa que existe un sector (en el caso colombiano, un sector muy amplio) que considera que no se generaran cambios por salir o no a votar, ya que las dinámicas políticas ya obedecen a ciertos comportamientos que no cambiaran con su voto.

 Obligarnos a votar es una medida en contra de nuestra libertad de expresión, de nuestra autodeterminación y una coacción en nuestra relación con la democracia. Las problemáticas en torno a la cultura democrática son muy amplias en Colombia, un país en donde a partir de nuestra “independencia” hasta el Frente Nacional nos hemos matado por un color de un partido político, y desde el ya mencionado Frente Nacional nos hemos matado por ideologías de extrema (ya sea derecha o izquierda).

En un país como Colombia, en donde los derechos políticos han sido vulnerados en múltiples formas a lo largo de más de 200 años, pensar en un voto obligatorio sería un retroceso a los pocos triunfos políticos logrados por la Constitución de 1991, la cual cuenta con una amplia carta de Derechos pocas veces cumplidos (materialmente hablando).

Es por esto que digo, si me obligan a votar, NO VOTO porque ante todo están mis derechos a la libertad de expresión y al libre desarrollo de la personalidad, y es necesario respetar los derechos de los apolíticos y de aquellos a quienes las instituciones han defraudado año tras año y elección tras elección, si el sistema político no cambia internamente, no hay razón para que obliguen al ciudadano a acudir a las urnas, si hubiera mayor educación y confianza institucional, el abstencionismo sería mucho más bajo, pero como siempre es más fácil solucionar las cosas amenazando e imponiendo castigos… 

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